Mi entrega del curso de esta semana tratará de una mujer que rompió moldes en un mundo de hombres, como ha sido el de la aviación. Un mundo en el que la mujer estaba "encorsetada" en el papel de la auxiliar de vuelo, de la "azafata", destinada siempre a ir en la cabina de pasajeros y no en la cabina de pilotaje.
Esa mujer fue Amelia Earhart, que tras una vida difícil, murió haciendo lo que más le gustaba: volar.
Amelia Earhart nació en Kansas (Estados Unidos) en 1.897. Tuvo una vida realmente difícil, puesto que su familia padeció muchos problemas por la inestabilidad laboral de su padre que provocaba muchos viajes y que ella pasara largas temporadas con sus abuelos. Su padre finalmente perdió el empleo, se alcoholizó y finalmente su madre se trasladó con ella y con su hermana a Chicago.
Desde muy pequeña ya dió señales de un inconformismo y poco convencionalismo, que le acarreaba no pocos problemas. Ella mismo dijo en sus memorias ("Por el placer de hacerlo" 1932) que "por desgracia creció en una época en la que se esperaba que las niñas se comportasen como niñas".
Nuevamente a lo largo de la historia vemos presente el mal de los roles de género. La mujer no puede "hacer cosas de hombres". Sin embargo ella no se desanimó y se negó a aceptar su rol, el papel que la sociedad de su época le tenía reservado por el hecho de nacer mujer.
Su interés por la aviación se despertó en la primera guerra mundial, en una visita como enfermera a un campo del Cuerpo Aéreo Real en Toronto. Fue durante una exhibición aérea en 1.920 cuando su destino como aviadora se consolidó. Se enamoró de la impresionante sensación de volar.
En 1.921 se apuntó a las clases de Neta Snook, la primera mujer que poseía un negocio de aviación. Tras seis meses de clases, se gastó todos sus ahorros en una avioneta con la que llegaría a alcanzar los 14.000 pies de altura, su primer récord.
En 1.923 consiguió la licencia de la FIA, la Federación Aeronaútica Internacional, pasando a "engrosar" la lista de 16 mujeres que poseían esa licencia en todo el mundo.
En 1.928 se convirtió en la primera mujer en cruzar el Atlántico en una avioneta, tras despegar desde el Puerto de Trepassey (Canadá) y llegar al Puerto de Burry (Gales) unas 21 horas después. La hazaña fue noticia mundial e incluso a su vuelta a Estados Unidos fue recibida por el Presiente Coolidge en la Casa Blanca.
En junio de 1937, Amelia Earhart emprendió el vuelo en busca de ser la primera mujer en cruzar el globo terráqueo por el Ecuador, pero desapareció el 2 de julio tras perderse la comunicación. Nunca fue encontrada ni ella, ni su copiloto, ni su avión, convirtiéndose así en leyenda de la aviación mundial y un referente para todas las aviadoras que posteriormente han ido apareciendo.
Hoy en día da gusto ver como las tripulaciones de cabina y las tripulaciones técnicas son mixtas e incluso son dos mujeres las que pilotan el avión y dirigen a la tripulación.
A Amelia Earhart, a vosotras, aviadoras, valientes, mi reconocimiento.
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