Vamos con el reto de la semana. Después de ver en diferido el video de la sesión interesantísima del otro día de Irene, Adrián y el resto del equipo, a los que ya aprovecho para felicitar porque fue muy ilustrativa y amena, con todas las ideas que nos han dejado, yo personalmente me quedo con una:
O acabamos con los roles de género, el esto es de niños, esto es de niñas, etc., no avanzamos nada. Un ejemplo lo tenemos en los uniformes de los colegios para nuestros hijos e hijas. Con carácter general y salvo en los chándal, niñas con falda de tablitas, niños con pantalones. ¿Y si a nuestra hija le apetece ponerse pantalones porque está más cómoda y pasa menos frío en invierno, que?¿Ya es el marimacho?¿Ya es la que rompe las normas, la rebelde?
Seguimos anclados en los roles de género. En algunas cosas vamos avanzando, por ejemplo ya se ven desde hace años mujeres al volante de autobuses y camiones. A alguno todavía se le pone cara de...¿espero al siguiente? pero por suerte ya quedan pocos de esos retrógrados.
Yo mismo dirigí un equipo de trabajo un poco peculiar hace años desde su creación y como era un equipo de intervención, ya no podía haber mujeres. Fui muy criticado y alguno esperaba que tuviésemos un fallo para decirme, claro eso con un chico no habría pasado. Pero desde siempre he confiado en mi equipo sin discriminación alguna. Mismo sueldo, mismas misiones. Me he llevado gratas sorpresas. También decepciones, pero como me las he llevado con hombres al incorporarlas a mi equipo y pasado un tiempo tener que prescindir de ellos.
Nuestros adolescentes viven un mundo frenético, social a tope, en el que cualquier mínimo detalle es valorado, criticado, "facebookizado", twitteado, etc. Tanta exposición nos está haciendo perder, a mi modo de ver, eso tan preciado que es nuestra individualidad, nuestra forma de ser, nuestro yo. Desde luego no es que todos hagan esto, pero muchos sí. Y esto lo vemos en el aumento de casos de acoso, malos tratos tanto físicos como psicológicos, agresiones sexuales, etc. En algo nos hemos equivocado con nuestros jóvenes, porque siguen el paso de una sociedad sexualizada y en el que los roles de género siguen pesando una barbaridad.
Mientras sigamos desde que nacemos con el rosa para las niñas y el azul para los niños.... mal vamos. ¿Qué pasa con el amarillo, el verde, el morado, el lila, el rojo.... ¿Por qué algo tiene que ser "de hombres" o "de mujeres".
Otro ejemplo: las emociones. Un hombre no puede jamás llorar y mucho menos que se le vea. Tiene que ser un machote que aguante lo que sea. Un hombre que muestra sus emociones y no se avergüenza de ello ya llama la atención. ¿POR QUÉ? Es absurdo. Igualmente es absurdo ver a una mujer llorar y pensar que es una blanda, una sensiblona... ¿no sería mejor ver a un hombre o a una mujer llorar y, sin prejuicio alguno, ofrecerle un pañuelo de papel y preguntarle si necesita ayuda? Como persona, no como hombre ni como mujer.
Hay que acabar con los roles. Con ese concepto sexualizado del género. Ejemplos claros los vemos en la publicidad. Poco a poco van cambiando los anuncios, pero en la mayoría de los de coches, conduce un hombre. En los de detergentes, la que lava la ropa es la mujer. A ver señores, que los hombres también sabemos hacer cosas. Yo me eduqué en un hogar típico de los 70, de los que Adrián describía. Mi madre, a llevar la casa y a bregar con nosotros dos, dos chicos. Mi padre, a trabajar y luego en casa, sentado y que me lo hagan todo. Yo cuando me independicé tuve que aprender a hacer TODO. Muchas veces le decía a mi madre que me enseñase a hacer cosas de casa, a cocinar, a coserme un botón o un roto y siempre me decía lo mismo. Tu estudia que eso ya lo hago yo. Nunca lo he entendido.
A nuestros hijos les hemos enseñado que nadie es dueño de nadie, que las cosas de casa no se hacen solas y no hay "cosas de mamá" ni "cosas de papá". Siempre hemos intentado que fuese lo más igualado posible. Ambos hemos podido salir con nuestros amigos y amigas por separado. Alguna pregunta de mi hijo ha habido del tipo "y vas a dejar que mamá salga con fulanito a cenar?" Pues claro, mamá es libre de hacer lo que quiera, puede salir con quien quiera, ponerse lo que quiera, llegar a la hora que quiera y cuanto mejor se lo pase, mejor que mejor. Mamá no es mía, no es una propiedad. Nos queremos, confiamos el uno en el otro y nunca ha habido ningún problema de este tipo.
Lo curioso es que a nuestros hijos, cuando son pequeños, les sigan chocando esas cosas. Quizá habría que insistir, insistir, insistir, etc., en la EDUCACIÓN.
Eduquemos EN, POR y PARA LA IGUALDAD, ROMPAMOS LOS ROLES.
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